Artículo de Enya Antelo, acompañante de derechos humanos de Peace Watch Switzerland (PWS) en Honduras
Este artículo se configura en torno a una pieza arpillera, acompañando la narrativa sobre la historia de la activista Vicky Hernández con una serie de imágenes que muestran el proceso creativo de la pieza.
Esta forma de contar la historia y mantener la memoria de Vicky es una declaración de intenciones en si misma: mi deseo es visibilizar el potencial de las artes para trasladar información; de unas artes que son y han sido herramientas históricas de las mujeres y las diversidades desde sus luchas y procesos.

Quizás te preguntes que es una arpillera y por qué he elegido esta técnica artística… quizás también quieras saber quién es Vicky Hernández, o por qué menciono en el título de este artículo una sopa. Porque… una sopa, una arpillera, y una activista, no tienen nada en común ¿o sí?…
¿Que es una arpillera?

La Arpillera es una técnica de artesanía comunitaria surgida durante la dictadura militar chilena. Las primeras piezas fueron creadas por grupos de mujeres (Las Arpilleras) como una forma de protesta. En un contexto donde estaba prohibida la reunión, las mujeres encontraron la forma de agruparse para tejer juntas, empleando retales de tela con los que crearon piezas en las que denunciaban la violencia del régimen.
Por eso la arpillera es una forma de resistencia que nos muestra cómo las mujeres han resignificado las labores asociadas a lo “tradicionalmente femenino”, convirtiéndolas en elementos de revolución comunitaria.

¿Qué mejor señuelo para hacer la revolución que un “Club de bordado”, en un contexto donde las mujeres son relegadas a lo privado, al hogar, al silencio? Y pregunto esto con la seguridad de una afirmación, basándome no sólo en estudios e investigaciones, sino también en saberes adquiridos a través de la experiencia:
En el año 2023 hice parte de un proyecto vinculado con la Comisión de la Verdad en el Caribe colombiano; mi trabajo fue – entre otros quehaceres – entrevistar a grupos de mujeres y diversidades víctimas del conflicto armado. Aquí estamos hablando de un conflicto que sigue vigente (por más que las instituciones se empeñen en hablar de post – conflicto). Entonces, cuidarse de la re – victimización era una de las principales preocupaciones. Por si fuera poco, muchas de estas entrevistas serían realizadas en comunidades donde aún había (y en muchos casos hay) actores armados presentes. En definitiva, realizar una entrevista colectiva en el local social del pueblo para hablar de las afectaciones del conflicto no era una opción.
Entonces, me acordé de las arpilleras chilenas, y empezamos a organizar los encuentros como una especie de juntanza para bordar. Para bordar sobre el conflicto. Y así, comenzamos a hilar los actores y las violencias.
Desde luego a los autoritarismos se les escapó que al bordar nos sentamos juntas, y después del primer silencio llega la palabra, serena, puntada tras puntada.
Así, este elemento artístico de denuncia se fue trasladando a otros contextos y territorios, como una herramienta empleada en la construcción de paz. También en Honduras, durante el programa CREARTE[1] (impulsado por la asociación Mujeres en las Artes “Leticia Oyuela[2]” en 2019), se realizaron arpilleras para mostrar la realidad socio – política del país y rescatar la memoria que el golpe de Estado de 2009 se esforzó en invisibilizar.
¿Quien es Vicky?

En el golpe de Estado en Honduras, una de las muchas persona asesinadas fue Vicky Hernández, una activista trans y trabajadora sexual. Las autoridades la asesinaron en San Pedro Sula, Cortés, durante el toque de queda implementado para reprimir bajo impunidad “constitucional”.
Su caso inició un proceso de juicio que se demoró más de 10 años. Tras este largo período, lleno de violencias institucionales – la primera de ellas relacionada con la dilatación del proceso – el Poder Judicial terminó por reconocer al Estado como culpable. La sentencia estableció medidas para mejorar las condiciones de vida de las personas trans, abriendo el camino hacia la autodeterminación de género y la erradicación de la violencia institucional.
Sin embargo, como muchas veces ocurre, entre las leyes y su implementación hay una enorme brecha desde la que las violencias se siguen perpetuando: el año pasado fueron 52 las muertes violentas registradas de personas LGTBIQ+, 227 casos de violencia generalizada, y 3 desapariciones[3]. La esperanza de vida de las mujeres trans en Honduras es de 30 a 35 años[4]. Abigail Galindo[5] me contaba, en un taller de artes plásticas que realicé con ella durante mi estancia en Tegucigalpa, que teniendo más de 50 años se considera de la tercera edad, porque las mujeres trans en este país no acostumbran a alcanzar la vejez.
Pero, en medio de esa brecha, Vicky es un ejemplo de la resistencia trans hondureña desde la colectividad. Queda evidencia de su activismo en organizaciones como Unidad Color Rosa (de la que formó parte), o Las Cattrachas (quienes llevaron todo el proceso de defensa durante el juicio).
¿Que le pasa a su sopa?

“La sopa fue la última comida con la que quedamos esperando a Vicky. Por eso cada vez que vienen Las Cattrachas les hago sopa” – Esto cuenta la mamá de Vicky en el documental sobre el caso de su asesinato[6].
En esta pieza arpillera se representa uno de los fotogramas del documental, en el que la hermana de Vicky prepara la sopa. Elegí este momento por la forma en que, considero, se entrelazan los platos típicos con las resistencias: la comida tradicional es un elemento que siempre está presente en la colectividad; en los festejos y en las ollas o cocinas comunitarias de los plantones y las marchas.
Desde los ingredientes de la sopa hasta los de las baleadas y los guisos, pasando por el café en olla, son protagonistas alimentos provenientes de la tierra hondureña. Una tierra que, igual que quienes la habitan, está en peligro frente al extractivismo masivo. Por eso reivindicar los platos populares es defender también el cuidado de la comunidad, de la tierra, del territorio y de las semillas nativas.

“La Sopa de Vicky”, recoge un continuum de violencias y resistencias[7] históricas hacia las mujeres y diversidades, pero también en torno a la tierra y el territorio.
Ellas y elles, violentades por la imposición de un sistema eurocéntrico y colonial que determinó roles, géneros o razas, persiguiendo la diversidad y construyendo una “falsa verdad” de la realidad.
Esa “falsa verdad” no sólo afecta sobre los cuerpos humanos, sino también sobre el derecho a la tierra, al territorio, o a las formas de habitarlos.
Este conjunto de violencias se trasladan a la actualidad, y se replican siguiendo los patrones establecidos por el patriarcado, el colonialismo y racismo estructural, exacerbados en contextos de violencia.
Frente a esto las mujeres y diversidades resisten desde el activismo, el artivismo, la autogestión y la organización autónoma e institucional.
Resisten desde la reivindicación de la diversidad y la ruptura con las imposiciones en torno al género y la sexualidad.
Resisten económicamente, desde la desestigmatización del trabajo sexual como forma de sustento y supervivencia, o desde los cuidados comunitarios.
Resisten desde la resignificación de los roles impuestos, convirtiéndolos en una forma de denuncia y cuidado colectivo.

Y la arpillera que conduce esta historia es mi forma de acuerpar sus resistencias, hilando pedazos de tela que juntos construyen una pequeña parte de la Memoria Histórica del colectivo LGTBIQ+ hondureño, y especialmente, de los costes de sus luchas, que se extienden más allá de aquellos días del golpe.
[1]El proyecto, concretamente, se llamó “Cosiendo Hilos de Igualdad”, y trabajó temas como las nuevas masculinidades, la equidad de género o la cultura de paz. https://donespauseguretat.cat/arpilleresescolapau/?p=174&lang=es
[2]Leticia Oyuela, por cierto, fue una ensayista, historiadora e investigadora nacida en Tegucigalpa. Ella centró su carrera en la promoción de la cultura, la sociología de género y las artes plásticas hondureñas.
[3]Cifras de la Unidad de Vigilancia KAI, recopiladas en “Reportar sin miedo” https://reportarsinmiedo.org/2024/03/05/2023-el-ano-mas-violento-para-personas-lgbtiq-en-honduras/
[4]Esta cifra es de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos https://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/ViolenciaPersonasLGBTI.pdf.
[5]Abigail es una artista trans hondureña que durante 35 años documentó el escenario del ocio LGTBIQ+ en Tegucigalpa. Hoy sus fotografias han sido recopiladas en el Archivo Queer de Honduras, que da cuenta de la Memoria Histórica del colectivo. https://agenciapresentes.org/2024/01/03/abigail-galindo-la-mujer-trans-que-documento-la-memoria-lgbt-de-honduras/.
[6]Red Lésbica Cattrachas (2022). Documental “Vichy Herández versus Honduras”.
[7]Continuum de violencias es un concepto que se usa en sociología para describir como diferentes formas de violencia están conectadas y se refuerzan mutuamente. Son violencias que, aunque analíticamente están separadas, se comprenden mejor juntas, porque se entrelazan en su manifestación y reproducción. Aquí quise añadir al concepto también la idea del continuum de resistencias, porque a lo largo de la Historia y en diferentes territorios y contextos las resistencias también se entrelazan y replican, como ocurre con las resistencias a través del arte.
BIBLIOGRAFÍA
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Violencia contra personas LGBTI en América”. Informe del 12 de Noviembre de 2015.
Corte Interamericana de Derechos Humanos. “Caso Vicky Hernández y otras vs. Honduras. Sentencia de 26 de Marzo de 2021”. Resumen Oficial Emitido por la Corte Interamericana.
MOLINA, N y BARRIENTOS, M (2017). “El continuum de la violencia contra las mujeres en la región centroamericana”. InfoSegura, USAID, PNUD.
Red Lésbica Cattrachas (2022). Documental “Vichy Herández versus Honduras”.
TREJO, P (2021). “El binarismo de género y otras falsas verdades de la colonización” en Revista Volcánicas.
VVAA (2018). Comunidad Trans en Honduras. Una lucha constante por vivir”. Expediente Abierto.
V.V.A.A (2019). “Tejiendo hilos de emociones y cohesión social: arpilleras”. Escola de Cultura de Pau.