Artículo de Anselma, acompañante internacional de derechos humanos de Peace Watch Switzerland (PWS) en Honduras.
Tegucigalpa, Honduras
En 2015 Fausia fue violada y se quedó embarazada. No solo fue sometida a una increíble violencia física y psicológica, sino que además la obligaron a gestar al niño. Este no es un caso aislado en Honduras, ya que el aborto está prohibido en cualquier circunstancia. Incluso en casos de violación, incesto, malformación del feto o peligro para la vida de la mujer, la ley hondureña prohíbe la interrupción del embarazo.
En una conferencia de prensa en Tegucigalpa en abril de 2024 conocimos el desgarrador destino de una joven indígena: Mientras buscaba agua en un río, Fausia (nombre ficticio) fue atacada por dos hombres, la violaron y como consecuencia quedó embarazada. No tuvo acceso a la “pastilla del día después” (Píldora Anticonceptiva de Emergencia, PAE) porque en ese momento todavía estaba prohibida en Honduras.[1]
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