Eine deutschsprachige Version dieses Beitrags finden Sie im PWS-Infoblatt Juli 2021.
La version en français de ce texte se trouve dans le bulletin PWS de juillet 2021.
De Mireia Izquierdo Prados. Mireia es la coordinadora para el acompañamiento internacional de Peace Watch Switzerland (PWS) en Honduras.Tegucigalpa, junio 2021
Ser defensor de DDHH en un contexto como el de Honduras es sumamente difícil y peligroso pero esto, además, se ve incrementado cuando eres mujer.
Las cifras son escalofriantes: en Honduras una mujer es asesinada cada 18 horas. Durante el año 2020, se registraron un total de 278 muertes violentas de mujeres en donde los departamentos con mayor número de muertes son Cortés, Francisco Morazán, Olancho y Yoro. Ni siquiera la aparición de una pandemia a nivel mundial ha hecho que disminuyan las cifras, muy al contrario, tras establecerse por el Gobierno de la República el toque de queda, según datos del Observatorio de violencias contra la mujer del Centro de Derechos de la Mujer (CDM), desde el 15 de marzo del pasado año hasta el 31 de diciembre se registraron 229 muertes violentas de mujeres. https://derechosdelamujer.org/project/monitoreo-2020/
Esta es la realidad a la que se enfrentan muchas mujeres defensoras de DDHH que PWS acompaña en diversas comunidades. No, no es fácil. ¿Tienen miedo? sí. ¿Abandonan la lucha? No. Pero… ¿cómo se sienten ellas?, ¿cómo lo viven?
Desde el acompañamiento realizado por PWS, hemos podido conocer la realidad de muchas mujeres defensoras de Derechos Humanos,del territorio, los bienes comunes y la vida. Estas defensoras se enfrentan a mayores riesgos que sus compañeros (hombres) defensores puesto que la discriminación traducida en opresión, explotación y violencia contra las mujeres, las coloca en una grave y peligrosa situación.
En palabras de Roxana, pobladora de Zacate Grande, joven defensora de Derechos Humanos, quien es acompañada por PWS: “tiene más riesgos ser mujer defensora por los roles impuestos a las mujeres con los cuidados a otros/as (hijxs, hermanos, padres…) muchas veces la amenazas van dirigidas a las personas que una está cuidando. Además, nos enfrentamos a la sexualización en las amenazas por estar en la lucha y a lo que dicen de tu reputación por estar en la lucha; a los defensores no les señalan pero sí a las mujeres porque estamos descuidando los otros quehaceres de mujeres y estamos saliéndonos de las casas, y empiezan a difamarnos incluso insultándonos: son putas que están fuera de casa”.
Como podemos observar, la perpetuación de los roles “tradicionales” entre hombres y mujeres sumados al machismo y a la sociedad patriarcal, supone un descrédito y una infravaloración de las mujeres que forman parte de la lucha enla defensa de los derechos humanos.
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las mujeres defensoras dentro de sus propios territorios es traspasar la barrera de que su voz como mujeres sea escuchada. En este sentido, Gisela, Lideresa y defensora del río y los bienes comunes del pueblo lenca de Reitoca, a quien acompaña PWS, nos expresa que“estos pueblos son machistas y se dice que estas luchas son más para hombres, esto me hace sentir vulnerable. Nos llaman el sexo débil. A veces cuando una de mujer pide la palabra o tal vez mira que una mujer se va empoderando o va tomando la iniciativa creo que les cuesta más a los hombres decir que una mujer lo ha dicho o ha dado tal idea”.
El camino es arduo y el cambio lento, muy lento. En estos 10 últimos años han habido cambios pero yo no lo llamaría cambios sustanciales, pienso que se han venido mejorando muchas cosas porque las experiencias y las vivencias que tenemos nosotras las mujeres a diario son bastante fuertes y esto nos da como indicativo que hace falta mucho por hacer tanto a nivel de estructura jurídica, política y social, nos explica la abogada defensora de Derechos Humanos Nidia Castillo quien junto a su hermana, Denia, también abogada y defensora, crearon la Red de Abogadas Defensoras del sur, una colectivaque se dedica a defender, asesorar y realizar acciones de litigio estratégico de forma gratuita a personas en situación de vulnerabilidad y personas que han sido víctimas de violaciones de derechos humanos, en especial niñas y mujeres de la zona sur de Honduras.
Desde una perspectiva jurídica, sí ha habido un pequeño avance con la incorporación del delito de feminicidio en el Código Penal de Honduras, pero su reconocimiento en el compendio legal no supone que sea aplicado por los operadores de justicia, más bien al contrario, hay una inoperancia de parte de estos siendo primordial exigir que se aplique y se cumpla lo estipulado legalmente. Como dice la abogada Nidia, es necesario hacer “un llamado especial a la comunidad feminista, a todas las mujeres, para exigirle al gobierno que cumpla lo que nosotras ya tenemos, ese es todo un desafío también. Por otro lado, si bien han surgido leyes que vienen a fortalecer los espacios de participación a favor de las mujeres, hoy las mujeres no solo estamos exigiendo que se nos den esos espacios para participar sino que esos espacios garanticen que nuestra participación tiene que ser debidamente escuchada, debidamente respetada y que no ponga en vulnerabilidad nuestra integridad física, psicológica y emocionaly mucho menos nuestra sexualidad como mujer”. Precisamente, respecto al tema de la participación de las mujeres en la lucha por la defensa del territorio y los bienes comunes, Gisela precisaque en su experiencia como mujer defensora de DDHH sí ha observado que “en general hay una participación equitativa entre mujeres y hombres porque ha habido un proceso de emancipación y empoderamiento de las mujeres en las comunidades, donde ellas participan igual que los hombres, donde pueden alzar la voz y comunicar sus ideas y propuestas: ya no se nos dice que esta reunión es sólo para hombres porque ellos entienden más, nos hemos ganado ese lugar donde nosotras ya opinamos y decimos donde vamos o qué se hace”.
Cuando le preguntamos a Gisela si considera que sí ha habido un cambio en el transcurso de los últimos 20 años en las condiciones para las mujeres en su rol como lideresas, ella nos manifiesta que sí, “sí creo que ha cambiado mucho, las mujeres nos hemos metido más a las luchas tanto del territorio (como espacio físico) y del territorio-cuerpo, decimos “mi voz quiero que se escuche”. Las mujeres de antes, de nuestro pueblo, eran más sumisas al hombre y por ende los niños crecían ya con esa idea. Yo crecí en una familia donde lo que mi mami decía es lo que se hacía. Los hombres están viendo que sin nosotras no pueden seguir adelante estas luchas y nos hemos ido agarrando ese espacio que tanto nos merecemos y tanto tenemos que estar ahí”.
Como vemos, de a poco, pero estamos asistiendo a un cambio de paradigma, una lucha territorial cada vez más feminista, donde las mujeres están empoderadas y alzan sin miedo sus voces, como dice Gisela, “esto es lo que creo que ha cambiado, de antes a hoy, antes la mujer era más sumisa a lo que el hombre decía, y hoy creo que yaalzamos la voz; la voz de nosotras se escucha”.
Leyenda foto: Roxana, trabajando en la emisora La Voz de Zacate Grande. PWS 2021