Artículo de Jennifer Anspach, acompañante nacional de Derechos Humanos de Peace Watch Switzerland (PWS) en Honduras.
Tegucigalpa, Honduras
Principios de marzo. Recién llegada a Honduras y con la cabeza aún en el huso horario suizo, recibo mucha información sobre el contexto político del país. En el transcurso de la conversación, nos encontramos con el tema de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) y del aborto, ambos prohibidos y penalizados en Honduras. Aquí no hay excepciones para abortar, ni siquiera en caso de violación, ni cuando la vida de la madre corre peligro, ni cuando el feto presenta malformaciones incompatibles con la vida. La información me llega como un puñetazo en la cara y me saca rápidamente de mi visión privilegiada de Suiza. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acceso a la contracepción y la planificación familiar es una norma internacional de derechos humanos, y aunque la PAE puede evitar el embarazo, no es abortiva. Por tanto, aquí se violan derechos que en mi país parecen básicos. Se les niega a las mujeres el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Entonces decidí examinar más de cerca el caso de la PAE. En Suiza, la PAE se utiliza desde los años ochenta. Al principio sólo se podía adquirir con receta, pero en 2002 se liberalizó su acceso. Desde entonces, se puede adquirir en farmacias mediante una entrevista confidencial. En Internet encuentro mucha información: dónde, cuándo y cómo puedo conseguir la PAE en Suiza, cuál es el protocolo para obtenerla, cómo funciona, etc. Ahora me intereso por Honduras. Con el golpe de Estado de 2009, se han deteriorado los derechos de las mujeres en el país. Un acuerdo ministerial publicado en octubre de 2009 prohíbe -con el falso pretexto de que es abortiva- la promoción, uso, compra y venta de la PAE, dejando a las víctimas de violencia sexual en un estado de desprotección hasta finales de 2022, cuando el gobierno hondureño decidió incluir la PAE en el protocolo de atención a víctimas y supervivientes de violencia sexual.
Sin embargo, prohibir el aborto y el acceso a la contracepción de emergencia no elimina el problema, lejos de ello. Muchos abortos se practican de forma ilegal e insegura, despojando a las mujeres afectadas de su dignidad y a veces incluso de su vida. Lo mismo ocurre con PAE. Con su prohibición, se han creado redes clandestinas que generan desigualdad entre las mujeres de este país debido al elevado precio de la PAE y al hecho de que estas redes se encuentran casi exclusivamente en zonas urbanas.
En mi segunda semana en Honduras, tengo la increíble oportunidad de presenciar un importante punto de inflexión en la historia de los derechos de las mujeres. El 8 de marzo, Día internacional de la Mujer, la presidenta Xiomara Castro y el ministro de Salud, Manuel Matheu, firmaron un decreto que permite dispensar la PAE sin receta médica. Se trata de un paso importante para la salud sexual y reproductiva de las mujeres, aunque la batalla está lejos de haber terminado. En particular, la legalización de la PAE debe ir acompañada de una campaña nacional de educación a gran escala que todavía no existe por parte del estado.
No obstante, la ONG hondureña “Hablemos lo que es” ha creado una plataforma para desmontar mitos y difundir información veraz sobre la PAE. Otras organizaciones hondureñas llevan años luchando por los derechos de las mujeres y de las niñas en Honduras, como “Somos muchas” y el “Centro de Derechos de Mujeres” por ejemplo. Estas organizaciones se basan a menudo en casos emblemáticos. El caso de Beatriz (nombre ficticio), una salvadoreña de 22 años que solicitó un aborto terapéutico en 2013, me conmovió especialmente. Beatriz sufría problemas de salud potencialmente mortales durante un embarazo y el feto tenía una encefalitis incompatible con la vida. A pesar de esto, las autoridades salvadoreñas negaron el aborto a Beatriz. El caso se convirtió en un símbolo en la lucha por el derecho al aborto en Centroamérica y su importancia es tal que, diez años después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos decidió examinar el caso para determinar si la decisión del Estado salvadoreño había vulnerado la integridad y los derechos de Beatriz. La primera audiencia tuvo lugar los días 22 y 23 de marzo de 2023 y la sentencia se espera para dentro de seis meses.
Mis primeras semanas en Honduras han sido ricas en emociones. Honduras a veces da la impresión de ser un país que se cae a pedazos, plagado de corrupción, narcotráfico y machismo. Sin embargo, la fuerza de sus mujeres es impresionante y eso es lo que más me ha conmovido desde mi llegada, esa fuerza comunicativa que te transporta y actúa como adrenalina en las venas. Las mujeres aquí son fuertes, se niegan a un patriarcado instaurado durante generaciones, se levantan y gritan contra las injusticias que sufren y exigen la justicia que merecen. Las mujeres hondureñas tienen orgullo y hambre de justicia… y ahora – POR FIN – la PAE.
Leyenda foto: Grafiti a favor de la PAE en una calle de Honduras. Fuente: https://www.aljazeera.com/