Artículo de Julien Christe, acompañante internacional de Derechos Humanos de PWS en Honduras
Tegucigalpa, Honduras, enero 2022
Por el cuarto aniversario de la resistencia de la comunidad indígena Lenca de Reitoca, tuvimos la oportunidad de acompañar una vez más a los hombres y mujeres que luchan por conservar su río. PWS comenzó en 2018 a acompañar esta comunidad indígena lenca que milita exitosamente contra la construcción sin consulta de una represa hidroeléctrica de la empresa Progelsa.
Una vez más l@s dos acompañantes fuimos por la carretera de Reitoca. Para llegar a la comunidad Una vez más l@s dos acompañantes fuimos por la carretera de Reitoca. Para llegar a la comunidad tomamos el camino de terracería que serpentea entre las montañas y los cerros del sur del departamento de Francisco Morazán. El magnífico paisaje se vislumbra cada vez que se asienta un poco el polvo levantado por los viejos autobuses escolares americanos. Los árboles a lo largo del camino también están cubiertos de este color marrón grisáceo. Esto nos recuerda la principal causa de lucha comunitaria contra el proyecto hidroeléctrico; el de la escasez de agua. Tanto la que cae del cielo como la que atraviesa los territorios sobre o bajo la tierra.+
Cuando llegamos a Reitoca, parte de la comunidad estaba reunida observando la creación de un mural que celebra su resistencia. Esta actividad fue organizada por el grupo de mujeres de Reitoca con el apoyo de la organización Eco-RE. En su centro hay un corazón del color del agua de donde brota el río. Los cerros que rodean la comunidad están presentes al fondo. A los lados, también hay mazorcas de maíz que también son fuente de vida para todas las comunidades de Centroamérica. Luego nos dirigimos hacia el río por el cual estas personas derramaron su sangre y sus lágrimas y arriesgaron sus vidas y su libertad. La actividad del día consiste en la reintroducción de “chacalines”, pequeños camarones de agua dulce que lamentablemente han desaparecido con el tiempo y las actividades humanas. Antes de soltarlos al río, varios ancianos y ancianas de la comunidad, algunos con lágrimas en los ojos, cuentan la pesca casi milagrosa que realizaban con sus propias manos cuando eran jóvenes. Este evento, por supuesto, tiene la intención de repoblar el río, pero en los discursos también sentimos este deseo de fortalecer la conciencia ecológica que ha crecido en la población durante la lucha contra la represa. Uno de l@s ponentes también explica que aunque se logre ganar esta lucha contra la empresa, siempre será necesaria continuarla para crear un municipio más justo, más social y más respetuoso con el medio ambiente.
Luego regresamos al lugar donde se realizó el mural. Artistas de Tegucigalpa y miembros de la comunidad siguen ocupados con sus pinceles para culminar esta obra en la que han estado trabajando durante tres días. Los vemos marchar arrullados por la extraña mezcla de la música de luchas de la comunidad y la del culto evangélico que se desarrolla en una iglesia cercana. Al caer la noche, se instala una pantalla en la calle y se colocan sillas allí. Distintos oradores cuentan la historia de la lucha en los primeros días cuando un pequeño grupo de residentes se mudó a las montañas para oponerse al proyecto. Cuentan del frío, el hambre y los desvelos de aquellas primeras horas. Pero también destacan la solidaridad que rápidamente se manifestó en forma de donaciones de alimentos, dinero y tiempo de miembros de la comunidad, tanto de los pueblos del municipio, como de quienes tuvieron que emigrar, pero que aún llevan a Reitoca y su río en sus corazones. Siguen videos de los momentos clave de la lucha, cuando las fuerzas de seguridad les atacaron y les reprimieron por su defensa de la naturaleza. Finalmente, se rindió un emotivo homenaje a quienes nos dejaron este año. Hombres y mujeres que participaron cada uno en esta lucha a su manera. Nuestros corazones se hundieron un poco más cuando apareció la foto de Enma. Una mujer de convicción que siempre ha estado presente en los momentos difíciles junto a su comunidad y en defensa del río.
Los discursos finalmente dieron paso a la fiesta. La comida fue servida a todos los miembros de las distintas comunidades presentes. Las orquestas de cuerda se sucedieron y la “reina” de Reitoca empezó a bailar. Fue un magnífico día de celebración de la historia de esta comunidad que, gracias a la solidaridad y el coraje de sus miembros, supo oponerse a la destrucción de su rio organizada por las élites económicas y políticas del país.
Agradecemos a la población su invitación a este evento festivo y la confianza que han depositado en nosotros a lo largo de los años. Estamos felices de haber podido compartir con ellos los buenos y malos momentos y esperamos que esta relación de solidaridad continúe en el futuro.