“Nuestro involucramiento y movilización es esencial para la construcción de un universo de derechos, en dónde nuestra fuerza y tenacidad es fundamental para defender, promover y proteger los derechos humanos …”

En conversación con un activista hondureño de los derechos humanos y de la comunidad LGBTIG+

Tegucigalpa, Honduras

En agosto, me reuní con Deninson Javier Escalante para una entrevista. En una conversación que duró cerca de una hora, pude aprender más sobre el trabajo del activista de derechos humanos. Sobre todo, está comprometido con los derechos de la comunidad LGBTIG+ de la que él mismo forma parte.  Además, participa activamente en varias organizaciones y actualmente forma parte del Consejo Directivo de ADISH (la Asociación Diversa del Sur de Honduras) y colabora para el Centro de Desarrollo Humano CDH.

Me dice que está en riesgo en Honduras por tres razones: El mismo hecho de ser joven supone un cierto riesgo. Además, los activistas de derechos humanos no tienen un estatus fácil y ser miembro de la diversidad sexual también es un peligro. La estigmatización, la criminalización, el chantaje, las amenazas, la violencia e incluso el asesinato por parte de bandas como las maras y  las mismas fuerzas de seguridad del Estado son la realidad cotidiana que enfrenta la comunidad LGBTQI+ en Honduras.

A pesar de esto, él trabaja en la defensa de los derechos humanos para grupos de la población hondureña cuyos derechos han sido violentados. Su objetivo es poder influir en la toma de decisiones de los responsables y en el Estado hondureño para que se garanticen los derechos de estos grupos de población y se les reconozca como sujetos de derecho. Dice que esto se logrará a través de la organización, la sensibilización, la formación, el perfeccionamiento y el desarrollo de capacidades. En su trabajo, se enfrenta a diario a los prejuicios y al odio. Hay una falta de reconocimiento legal, humano y social del Estado y la sociedad. Cuenta que en Honduras existe el fundamentalismo religioso, que históricamente ha tenido un impacto negativo en las acciones del Estado para garantizar los derechos humanos. Además, prevalece una estructura social heteropatriarcal conservadora que lucha contra el movimiento de la diversidad. Los círculos se activan automáticamente cuando la comunidad LGBTQ+ intenta hacerse escuchar:

“Y cada vez que nosotros alzamos la voz, cada vez que nosotros salimos a las calles, en ese momento también se activan esos grupos antiderechos que emiten comentarios discriminatorios, comentarios prejuiciosos.  Con el objetivo de asesinar o violentar física, psicológica y verbalmente a compañeros, compañeras y compañeres que forman parte de la población LGBTIQ+.”

Y si los compañeros fueran asesinados, se clasificaría como asesinato u homicidio y no como crimen de odio por que el código penal no reconoce estos delitos de odio en su legislación – ha habido más de 400 asesinatos desde 2009 a la fecha en donde el 98% de estos casos están en impunidad. Pero Deninson Javier Escalante también piensa que gracias a la lucha de estos compañeros fallecidos, es uno de los motivos para continuar organizados e inspirados para seguir defendiendo sus derechos y exigir justicia para ellos. La situación de proteger la seguridad y los derechos de la comunidad LGBTIQ+ es, por supuesto, paradójica, ya que el activista mismo está poniendo en riesgo su seguridad personal por esta lucha. Sin embargo, lo ve de la siguiente manera:

“A mí por ejemplo me ha salido la oportunidad de decidir, me dijeron “te sacamos de ese país, váyase de ese país porque usted corre el riesgo y usted ha estado en situaciones de riesgo”. Pero a veces me pregunto “¿Si me voy de mi país, si abandono la lucha, si decido no continuar con esta lucha, entonces qué va a pasar con las poblaciones que quedan? ¿Qué va a pasar con esa población que no tiene poder o no tiene la fuerza para alzar su voz? en este proceso podemos gritar, luchar y aplaudir, pero nunca rendirnos, como joven tenemos que luchar cuando haya que hacerlo y por lo que creemos que es justo y correcto “

Y organizarse también es una forma de protección: El activista dice que son ellos mismos los que apoyan y acompañan a las víctimas de la violencia de la comunidad LGBTIQ+, porque viven en un estado que no puede garantizar su seguridad. El hecho de que ya sea posible sensibilizar, educar, organizar, movilizar y hacer que la voz de la población en general se escuche un poco mejor es también gracias a la tecnología actual. Los medios sociales ayudan a llegar a la gente de toda Honduras. Porque sólo puedes conseguir algo y crear espacio si estás organizado. Espacio para buscar diálogo y soluciones con las autoridades y grupos conservadores. Sin embargo, a menudo es difícil hacer entender a la gente que la diversidad forma parte de la construcción de la democracia.

Comenta que la dificultad estriba en romper la estructura machista heteropatriarcal conservadora que impera en Honduras. Dice que ahora existen funcionarios y periodistas que informan de forma abierta, democrática e inclusiva y que, por tanto, apoyan a la comunidad LGBTIG+. Y por éxitos así, la comunidad LGBTIQ+ espera que un día esta esperanza se haga realidad. Y que los niños, niñas y niñes puedan decidir sobre su cuerpo, su género y su sexualidad sin prejuicios, sin miedo, sin violencia y sin discriminación. Y que reciban el apoyo necesario para hacerlo. Dice que como organización y movimiento, las organizaciones nacionales también se han visto reforzadas por la observación y la presión internacional en materia de derechos humanos. Pero es triste que la Corte Interamericana de Derechos Humanos tuvo que intervenir y sancionar a Honduras. Por supuesto, esta sentencia también les da fuerza y esperanza:

“Aún el estado de Honduras está en deuda con nosotras, con nosotros y con nosotros, aún seguimos siendo violentados, seguimos siendo estigmatizados, seguimos bajo una atmósfera de discriminación. Y esa atmósfera de discriminación muchas veces viene por parte de la institucionalidad estatal. Entonces eso es lo que nos preocupa. Y el nuevo gobierno presentó en su proceso de política, en su proceso de campaña, una agenda reivindicativa nacional podríamos decir, que garantizaba la libertad y el coste, o mejor dicho que planteaba una justicia social para todos y todas, incluyendo las poblaciones diversas. Sin embargo, a esta fecha es poco o nada lo que se ha hecho en el tema de reivindicación de derechos o en el tema de generar condiciones dignas y humanas para las poblaciones diversas. Entonces al final nos preocupa eso, la falta de voluntad política que existe en este momento, no hay una voluntad política para generar condiciones dignas y humanas para las poblaciones en situación de derechos vulnerados. Y más para las poblaciones diversas, entonces al final nosotros no queremos que nos utilicen en los discursos, no queremos que nos mencionen en sus conferencias o en sus discursos políticos para hacernos sentir que nos están involucrando, que nos están incluyendo para que piensen que este gobierno es inclusivo con las poblaciones diversas, pero la inclusión no solo es que me bendigan, no solo es que me hablen de mí en un discurso. Inclusión va más allá, es que generen condiciones dignas y humanas para nosotros, nosotres y nosotras que existe un marco normativo a nivel nacional que me reconozca como persona humana y garantice mis derechos humano que históricamente se me han quitado.”

Quiero agradecer a Deninson Javier Escalante su tiempo y confianza y concluir el artículo con sus siguientes palabras:

“La voz de las, los y les jóvenes diversos en Honduras contribuye a crear un sistema de paz, justicia y desarrollo sostenible. Nuestro involucramiento y movilización es esencial para la construcción de un universo de derechos, en dónde nuestra fuerza y tenacidad es fundamental para defender, promover y proteger los derechos humanos y generar las condiciones y oportunidades para todos, todas y todes. Falta mucho por hacer pero hoy somos más visibles: Existimos y resistimos.”

Artículo de Céline Weber, acompañante internacional de Derechos Humanos de PWS en Honduras.


Leyenda de foto: PWS acomaña a organizaciones LGBTIQ+ hondureñas a la Corte Suprema de Justicia de Tegucigalpa a exigir un cese de la violencia hacia las personas LGBTIQ+ y que se investiguen los asesinatos de las mismas. (PWS, julio 2022)